¿Quiere Usted Matar al Presidente?

Aunque las evidencias del atentado al presidente fueron atenuadas por el mismo, y aun queriendo ocultar la realidad, hay que reconocer que cualquier situación de esta naturaleza, conceptualizada en formas disimiles o perversas, en sí, constituye una flagrante falta de respeto a la condición que ostenta como máxima autoridad del país.

Es de condenar que seguimos en la cultura del irrespeto, vista aun en personas que no poseen precisamente la misma calidad de persona y rango del primer mandatario. En tal virtud se considera inicuo incurrir en la aquiescencia de este vulgar desfase. No importando el tipo de sentimiento que marco el hecho.

Lo imperdonable radica en que siendo la autoridad máxima de este país merece el respeto del pueblo hondureño, respeto que ha adquirido internacionalmente, además de visible e innegable. ¿Por qué entonces, no le damos la misma dimensión de respeto que le dan no solo los presidentes sino los representantes de otras naciones?

Da vergüenza este hecho incoherente, basado en falencias destructivas que minan la escasa tranquilidad en que vivimos.

Creemos que no se debe vincular este hecho a la situación del establecimiento de una cuarta urna en la cual el soberano podrá manifestarse en la más pura escancia de su decisión política. Pues esta decisión le corresponde al soberano y en ese sentido este ente nacional reconoce que el presidente constitucional de la república por primera vez en esta nación ha abierto la puertas de la historia para darle la oportunidad a la gran masa, o como decían los romanos: la plebe (origen de la palabra plebiscito), para que se manifieste espontáneamente en función de sus propios derechos inalienables.

Que no se repita más un hecho indigno como el ocurrido la tarde de ayer, que trae únicamente deshonor y vergüenza al pueblo hondureño.

Estoy avergonzado pero también atenúo este hecho como lo hizo el Sr. presidente.

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