¡Y Cómo Lastiman Los Celos!
¡Y cómo lastiman los celos!
Te seguí, Elena, desesperado e inerme
junto al mar de iridiscente espuma
indefenso hasta el paroxismo.
Tal vez no quisieras verme,
tal vez fuera la bruma
o tal vez fuera tu astigmatismo.
¡Y cómo lastiman los celos!
Caminabas descalza por la arena
y yo caminaba detrás
arrastrando mudo mi condena,
adorándote en silencio desde lejos
y te grité cuando no pude más:
¡cuidado con los cangrejos!
¡Y cómo lastiman los cangre... los celos!
No me contestaste, Elena
pero te seguí por la playa con mi pena
alucinado por la magia de tus ojos azabache,
y vacilé al escribir tu nombre en la arena
pues nunca supe bien si Elena es con hache.
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